MI PRIMER BESO DE LENGUA

Cada vez que escucho acerca de un paro en alguna escuela, recuerdo aquel día. Hasta ese momento era un día como cualquier otro, yo estaba yendo a la escuela, sin ganas, era lunes. El fin de semana esta hecho para que la gente descanse, cambie de aire y arranque la semana con todo. Eso sucedía con algunos de mis compañeros, que venían mas insoportables que nunca.

Florencia y yo, eramos blancos fáciles para el arranque de la semana, solo por portación de nombres. En el primer recreo, después de la clase de matemáticas, nos arrastraban a ambos al rincón donde daba el sol. Nos obligaban a que «las dos flores hagamos fotosíntesis». Debíamos quedarnos quietos y abrazados. Flor no era ni fea ni linda, era normal, yo me sentía mas bien feo, pero creo que estaba en el rango de «lo normal» también. Sino fuera por todas las fotosíntesis que hicimos juntos, creo que nunca me hubiera fijado en ella, pero al cabo de un tiempo me empezó a gustar. Entonces cada fotosíntesis pasó a ser placer y sufrimiento al mismo tiempo. Era raro.

Aquel día al que quiero hacer referencia se produjo un paro sorpresivo en el colegio. Era lunes y al llegar a la puerta de la escuela me enteré que no había clases. Era día de fotosíntesis asegurada y mi desilusión fue muy grande. Mientras veía que el resto de mis compañeros estaban en la esquina, ya sin los guardapolvos puestos, yo dí media vuelta y me fui tratando de que no me vieran, pero antes de dar vuelta a la otra esquina escuché un «Allá esta Margo, vamos a buscarlo para que haga la fotosíntesis». Yo corrí como nunca. Tenía una cuadra de ventaja y tenía que aprovecharla. Para despistarlos caminé para el lado contrario de mi casa, me alejé, con el objetivo de que no me encuentren. Y lo logré.

Cuando me cansé de mirar películas en un videoclub para hacer tiempo, salí del local, miré hacia ambos lados, y al no ver a ningún compañero empecé la retirada. Mi sorpresa fue cuando encontré a Florencia, sentada en el escalón de una casa y llorando. Al pararme frente a ella, y después de que me mire asustada, le pregunté que le había pasado y no me respondió. Me senté junto a ella en silencio. Después de unos segundos me abrazó fuerte y me dijo que yo era bueno porque era el único que no la lastimaba. Mis brazos quedaron atrapados por los de ella así que no podía devolverle el abrazo sin hacer que ella afloje el suyo. De pronto, me di cuenta que estábamos los dos abrazados y no por obligación. Al preguntarle que le había pasado, me miró fijo a los ojos y sentí que me derretía.

Florencia me contó que cuando llegó a la puerta de la escuela y vio que no había clases decidió volver a su casa. Caminó algunas cuadras hasta que la rodearon algunos de nuestros compañeros y empezaron a gritarle para que haga la fotosíntesis. Al principio le pedían que se agache, ella se negaba hasta que uno a la fuerza provocó que ella caiga al piso con sus rodillas. Le miré las rodillas y vi que las tenía lastimadas. Siguió contándome, uno la arrastró hasta el cordón y la obligó a tomar agua de la zanja, porque para ser una flor estaba muy seca, decía. Una cosa llevó a la otra, le rompieron la vincha, el guardapolvos, la remera… Hasta ahí llegó su relato, porque se largó en llanto. La abracé fuerte, como nunca, era una fotosíntesis casi perfecta salvo porque estábamos a la sombra, pero eso parecía no importarnos. Sus lágrimas atravesaban mi guardapolvo y humedecían mi remera. Temblaba sin parar pero poco a poco se fue estabilizando. Cuando la calma afloraba de su rostro, me acerqué un poco y me besó, sin cerrar los ojos. Recuerdo que fue un beso larguísimo, de labios apretados, húmedos, parecía que jugábamos a ver quien aguantaba más con los ojos abiertos.

Fue mi primer beso de lengua. Inolvidable. El primero y último con Florencia, porque nunca más volvió a la escuela. Durante las primeras semanas intenté averiguar a qué colegio se había cambiado, o la dirección de su casa, pero no conseguí nada. No tenía amigas en la escuela, nadie sabía donde vivía. Fue quizá uno de los besos más sinceros de mi vida, todavía recuerdo el sabor de sus labios.

    • Vanina
    • 25 de noviembre de 2009

    Ahhhhhhhhh me arrancaste un suspiro Hortensio!

      • yop
      • 26 de noviembre de 2009

      siempe hace bien la fotosíntesis…!!!

    • uno mas
    • 27 de noviembre de 2009

    Muy linda historia Hortensio!!!! y bien contada! Al menos sacaste algo positivo de todo eso!!

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