Archivo de 27 de noviembre de 2009

OLOR SIN DUEÑO

Aunque Serrat diga que «pisar mierda trae buena», con lo que me pasó hoy, soy y seré un escéptico. Desde que abandono el colectivo hasta que bajo al subte hay 30mts y muchas posibilidades de pisar desechos de perro, y hoy parece que tenía todos los números para ganar y pisar uno.

Pisé uno fabricado hacía muy poco tiempo y de esos que son difíciles de sacar del zapato. Seguido a pisarlo y sentir como se distribuía entre las formas que conforman la suela, lo primero que pensé fue en el dueño. Seguro que es un hombre obeso que no puede agacharse y meter en una bolsa el excremento de su perro. O una mujer bella, que ya vestida para ir a trabajar, con pollerita corta, tampoco podía agacharse. O un joven de 25 años, que después de un grito de su madre sacó a pasear obligado al perro de la familia y olvidó salir con la bolsa.

El viaje en subte fue eterno, las miradas iban y venían. La gente que estaba alrededor mío intentaba encontrar al dueño. Cerré los ojos e hice el esfuerzo de pensar que era otro el portador del olor pero fue imposible. ¿El culpable era yo o el dueño del perro? Para mis compañeros de vagón era yo, lo confirmé en cada intercambio de mirada que tuve con varios de ellos. Lo sabían. Para ellos el culpable era yo. Para mí el olor no tenía dueño.