2×01 – HOY SI, MAÑANA NO

Mis últimos días se rigen por los que tengo o no Kinesiología. Mis últimas conversaciones sociales cara a cara (sin contar las “online”) se dan en su mayoría entre las que tengo con los taxistas en estas idas y vueltas a los diferentes médicos, y con los médicos, claro. Más allá de los partidos dela Copa América, no miro mucha TV. Y mi fuente de información en el mayor de los casos son las redes sociales.

Después de este breve resumen de mi actual vida, creo que no debería seguir escribiendo. Pero en esta búsqueda de un cambio, de una mejora de mi pierna derecha afectada hace ya 19 días por un accidente automovilístico, en este camino sinuoso entre la medicación, los estudios prequirúrgicos y los ejercicios de kinesiología, algo diferente tengo que intentar. Y lo único que veo posible ahora, pensando en la lucha por inmundo mejor, es en escribir.

Historias de tacheros abundan, y sabemos que si bien los Argentinos somos conocidos por fanfarrones, esa cualidad podría pertenecer a la mayoría de las fichas personales de todos los trabajadores del gremio. Pero en estos días, además, en mis conversaciones obvias acerca de: ¿Qué te pasó?. Yo se lo que es usar muletas, es un bajón. Decímelo a mí que usé muletas durante 3 meses y no de estas que te llegan abajo del hombro, sino de las otras más cortas con las que solo haces fuerza con los brazos. Te dejo cerca o lejos del cordón, te entiendo porque mi mujer hace 1 año que está con muletas, se rompió el talón, se cayó de un primer piso.

Y en Kinesiología, si bien la atención es otra, porque me siento cuidado, porque dí con una médica comprensiva a la que le puedo preguntar todas mis dudas, en la que confío porque mi pierna fue evolucionando tal y como ella me iba indicando, la cuestión no varía mucho. No por mis conversaciones personales con la médica, sino por las que escucho a mi alrededor, de los demás pacientes, mayoría mujeres (dato que merece ser analizado en otro momento). Estoy pensando en llevar auriculares y escucha música mientras me ponen el cilindro con magnetismo, para sobrellevar mejor esos 20 minutos estáticos, o mejor, llevar un anotador y escribir ahí mismo. Aunque esto último quizá no sea lo mejor, porque mis post se verían muy influenciados por dichas conversaciones, por demás catastróficas, tristes, bajoneras, monotemáticas, muy de libro de autoayuda.

Lo que más he aprendido este último tiempo es a darle más elasticidad a mi paciencia, porque si bien uno es un ser humano como cualquiera, que tiene momentos de buen ánimo y otros que no, lo importante es hacer que aquellos momentos más sufridos, aquellos en los que mi estado de ánimo se ve tironeado por solo pensar que quizá seguiré saltando en una pata durante varios meses más o porque aquel viaje que venía pensando hacer tendré que posponerlo, lo más importante para estos momentos es intentar que duren lo menos posible. Porque como ya dije, y ahora siento que al haberlo escrito me saqué un peso de encima, mis últimos días se dividen entre los que tengo y los que no Kinesiología, y no debo fastidiarme por esto, sino asumirlo. Sabiendo que ya vendrán tiempos mejores, y además tener presente que también se pueden rememorar tiempos pasados, quizá la especialidad de la casa.

 

  1. Además de llevar las muletas tratando de que los días no se aparten demasiado de la normalidad, también habrá que aceptar la conmiseración de los que te ven como un lisiado. El tachero que nunca te habría acercado al cordón se baja y te abre la puerta, y cosas por el estilo. Empatía. Todos conocen a alguien que pasó por la misma. Y la kinesiología te arregla la pata pero te arruina el marote.
    Ufff, muy denso.
    Saludos!

  1. 25 de julio de 2011

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